En el mundo del buceo el nombre de moda es el de Alexey Molchanov, un ruso que hace cosa de un mes batía el Guiness de apnea dinámica bajo hielo con un recorrido de 180 metros. El de Volgogrado ostenta una docena de récords mundiales, además de ser ocho veces campeón del mundo. Su madre lo hizo en 22 ocasiones y batió más de 40 plusmarcas.
Se estima que una persona en condiciones normales puede aguantar sin respirar unos 2 ó 3 minutos. A partir de esa franja, el dióxido de carbono se acumula en nuestro organismo haciéndonos sentir la imperiosa necesidad de respirar. La ausencia de oxígeno -primero en la sangre, después en el cerebro- puede provocar una hipoxia que desencadenaría la hecatombe: confusión, pérdida de coordinación, dolor, calambres, aumento de la presión sanguínea, desmayos, daño cerebral, muerte. Superados los 6 minutos sin respirar, los riesgos son mayúsculos.
La clave para superar nuestro propio umbral es, aunque parezca paradójico, relajarnos, entrar en un estado profundamente meditabundo. Ponernos nerviosos acelerará nuestro pulso, aumentará el gasto energético y el oxígeno se consumirá mucho más rápido. Es necesario distraer la mente, evadirse en la medida de lo posible de aquello que estamos haciendo, que no es otra cosa que experimentar nuestros propios límites. El ilusionista David Blaine propone una curiosa táctica: repasar el abecedario de la A a la Z buscando nombres que comiencen por esas iniciales, incluso personajes históricos. Con esta estrategia, el neoyorquino consiguió permanecer 17 minutos y 4 segundos sin respirar bajo el agua.
Todos estos hitos tienen un denominador común: una sacrificada preparación que requiere una dieta estricta, ayunos, dormir en cámaras hipóxicas, entrenarse en ambientes pobres en oxígeno y ejercicios de hiperventilación para eliminar CO2 de los pulmones. Gracias a ello, los buceadores son capaces de beneficiarse del reflejo de inmersión mamífero, ralentizar su corazón y reducir la actividad metabólica.
Hay estudios que demuestran que a todo se adapta el ser humano. Los pescadores brasileños que bucean tiene pulmones más grandes que los que lo hacen sobre la superficie, mientras que los buscadores de perlas asiáticos producen un 10% más de glóbulos rojos -que contienen la hemoglobina que transporta oxígeno- durante sus inmersiones.
El ser humano es tan excepcional que no sabemos todavía de lo que somos capaces. En mayo de 2012 el récord de apnea con respiración previa de oxígeno puro era de 12 minutos y 34 segundos. Hoy casi se dobla: 24 minutos y 11 segundos.
Hace un mes desconocíamos que pudiésemos pasar más de 24 horas en casa. Hoy se cumple un mes de confinamiento y sin ni siquiera ver el horizonte, estos ejemplos nos demuestran que todavía podemos aguantar mucho más. Y que a todo se adapta el ser humano. Nuestro éxito pasa por entrenar nuestro cuerpo y nuestra mente, relajarnos y dosificar nuestra energía. Podemos evadir nuestra mente escribiendo, leyendo un libro, bailando o repasando el abecedario.
Decía Blaine tras una charla TED que su magia consistía en “entrenar, practicar y experimentar mientras aguanto el dolor para sacar lo mejor de mí mismo”. Sigamos haciendo magia.