La serpiente Apofis, encarnación del caos, intenta vencer a Ra y sumirlo en las tinieblas. El dios solar, desciende cada noche al inframundo para enfrentarse a ella y mantener el orden. Lo hace convertido en gato, portando su vida y la de otras deidades, hasta sumar siete. Siete son las notas, los días, los colores, los pecados y, desde ayer, los mundiales de la categoría reina del motociclismo que posee Márquez, igualando a Rossi en lo más alto, y, tras superar, también, un infierno de caos y destrucción.
Un día, Agostini le dijo a Márquez que “con una de estas caídas, en mi época habrías muerto cinco veces”. Márquez no murió nunca, pero aquel 19 de julio de 2020 estuvo a punto de firmar su sentencia. En una de sus antológicas remontadas, saltó por los aires en la curva tres de Jérez. La posición de su brazo hacía temer lo peor. Tenía partido el húmero.
No es fácil ser precavido tras ganar cinco títulos de MotoGP en seis años y un pulso feroz al que decían ser el mejor de la historia. Regresó en cinco días a las pistas en lo que luego se culpó como su “gran error”. En agosto volvió a ser operado con un aloinjerto. En diciembre, una infección y de nuevo al quirófano. Tornó al asfalto pero no encontraba ni su ritmo ni ese estilo agresivo que lo había convertido en indomable. “Sentía mi brazo de una forma extraña”. En 2022 apostó todo lo que le quedaba. En la Clínica Mayo de Rochester hicieron trizas su húmero para reconstruirlo como las cenizas del Fénix. En aquella jugada agónica necesitaba garantizarse el éxito y desafió a Honda señalando sus cicatrices: “¿Ves esto? No es por placer, es para ganar”.

En 2024 se refugió con su hermano en Gresini, equipo satélite. Una decisión peliaguda ya que correría con una moto del año anterior, pero hasta con una carraca podría ganar carreras. Los tres grandes premios del año pasado son el fermento de su obra maestra.
Márquez gana con Ducati su noveno mundial, 2.184 días después del anterior. Por delante ya solo quedan los 12+1 de Ángel Nieto y los 15 de un Agostini que habría muerto cinco veces con las caídas de Marc, pero el de Cervera tiene tantas vidas como las de Ra transformado en gato.
Y el hambre de un campeón insaciable.
📝 Artículo publicado en La Región
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