Lady Godiva no cabalga por Alcaraz

Lady Godiva es autora de una de las primeras estrategias fiscales de éxito. En el siglo X se apiadó de los vasallos de su esposo, el señor de Coventry, rogándole que limitase los impuestos que asfixiaban al pueblo. La condición era que la muchacha pasease desnuda a caballo por la ciudad, a lo que ella, obediente, accedió, pidiendo previamente a los vecinos que se encerrasen en sus casas y se tapasen los ojos.

De los 2,55 millones que Carlos Alcaraz se agenció arrastrándose durante 5 horas y 28 minutos en el Bois de Boulogne, deberá pagar el 46% a Hacienda, aproximadamente unos 1,2 millones. Al contrario de lo que se ha dicho, la presión fiscal española es de las más altas de la Unión y, según los datos recogidos en Bankinter, la tasa máxima de IRPF que se aplica solo es superada por Austria, Francia y Dinamarca. Esto es lo correcto. A mayor tributación, mejores servicios públicos.

Ese 46% es el tipo máximo aplicable en la Región de Murcia. Y es que la campechanía de Alcaraz hace que no se vaya de El Palmar ni con aguarrás. Así, el dinero de sus impuestos se queda en España, no como ocurre con los Sinner, Djokovic, Medvedev, Tsitsipas o Rune que han fichado por Mónaco y su política sin impuestos, en lugar de dejar dinero en las arcas de sus países como tú o como yo.

Carlos estrena sus 22 años con unas ganancias acumuladas de más de 41 millones. El salario medio de un investigador científico se sitúa alrededor de los 30.000 anuales, por lo que en una vida laboral prolífica de 40 años podría llegar a ganar poco más de 1 millón. Es por esto que es tan importante cómo se reparte el pastel de los tributos. El ministro Óscar Puente se jactaba tras la victoria de Alcaraz que el gravamen se invertiría en sanidad y educación. Naranjas de la china. Según ‘El Economista’, estos dos campos recibirían tan solo el 2,5% de lo recaudado. Y esto es lo que se debe evitar a toda costa.

Ahora, con el inicio de la gira de hierba los problemas se recrudecen. El erario británico cuenta con una cláusula por la que los deportistas pagan no solo por lo que generan, sino también por sus patrocinios, lo que convierte las tasas en una auténtica carnicería. Esa es la razón por la que muchos de los grandes se borran de Queens y optan por Halle, en Alemania.

Al menos ellos pueden elegir. El torneo londinense, patrocinado en sus inicios por la reina Victoria, es líder en machisml. Este año las mujeres volverán a competirlo tras un ausencia de medio siglo pero lo harán con un asterisco: la cuantía de sus premios será tan solo la mitad de la masculina. No creo que nadie pase por alto que ellas también pagan impuestos y que, con un total mucho menor sobre el que aplicar la deducción, la hemorragia es mucho mayor.

El mismo pueblo que se tapó los ojos para no ver el cuerpo desnudo de la mujer que luchaba por su salvación es incapaz de abrirlos ahora para devolverle el favor. Los esfuerzos ímprobos de pioneras como Billie Jean King han conseguido grandes hitos como la igualdad retributiva en los Grand Slams, aunque muchos Masters siguen viviendo anquilosados en un pasado injusto. La progresividad que es plausible en los impuestos se convierte en un tumor maligno en los premios si se reparten según el género.

📝 Artículo publicado en La Región

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