Desde la noche del 31 de octubre los muertos de la cultura mexica regresan del inframundo. Para darles la bienvenida, en el Altar de Muertos se colocan, entre otros enseres, sus objetos de uso cotidiano. Si tuviese que hacer mi propio altar colocaría una canasta, una bicicleta, una portería, un listón de altura y unos guantes de boxeo para que algunos de los mejores deportistas de la historia -por lo que hicieron y por cómo lo hicieron- regresasen del más allá y aliviasen la sed de referentes de la que adolecemos.
La bicicleta es para Alfonsina Strada. Fue una de las pioneras en la igualdad con su competencia en carreras masculinas, venciendo en 36 ocasiones. Nacida en una familia humilde, su padre consiguió su primera bicicleta canjeándola por gallinas y su primer marido fue su gerente. Llegó a inscribir su nombre en el Giro de Italia, siendo la única mujer en lograrlo. Falleció trágicamente a los 68 años cuando su moto se le cayó encima al intentar arrancarla.
Con la canasta invocaría a Bill Russel. En los 60 lideró a los Celtics para convertirse en el jugador con más anillos, pero lo hizo en un nido de racismo. El público de Boston se quejaba de que en el equipo “había demasiados negros”, su casa fue saqueada y su presencia restringida en espacios públicos. Destacó por su lucha por los derechos civiles y marchó sobre Washington en 1963 acompañando a Luther King. Aunque no le gustaban los homenajes, la NBA retiró su dorsal. Falleció en 2022 en la tranquilidad de su casa.
Con la portería de fútbol haría regresar a Mykola Trusevych. El mítico portero del Dinamo se ocultó en una panadería cuando Alemania invadió la Unión Soviética. reclutó a otros jugadores para formar un nuevo equipo, el Start, que arrasó a todas las guarniciones militares contra las que jugó. El ‘Partido de la Muerte’ los enfrentó a una selección del Tercer Reich. Los soviéticos fueron exhortados a perder y amenazados de muerte. Trusevych aseguró que jugarían al límite y vencieron 5-3. Fue fusilado en el campo de concentración de Siretz.
El listón es de Alice Coachman. Su lugar de privilegio lo comparte con Hélène de Pourtalès, primera competidora y Charlotte Cooper, primera campeona olímpicas. Alice fue la primera negra en ganar un oro. A su regreso a Albany, su ciudad natal, se organizó un desfile en el que no pudieron participar los negros y el alcalde se negó a estrecharle la mano. Se retiró y se dedicó a la educación. Desde su fundación se ayuda a los atletas con pocos recursos. Murió en 2014 de un paro cardíaco.

Y el lugar más destacado lo reservo para el mejor de todos los tiempos. Con un récord de 56-5, Mohammad Ali ha sido, probablemente, el deportista más comprometido. Campeón olímpico, tres veces campeón lineal y con cuatro cetros mundiales, emprendió una enérgica lucha en favor de los afroamericanos. Su conversión al islam y, sobre todo, su negativa a Vietnam se convirtieron en hitos que pusieron el peso de lo social por encima de lo deportivo. Alimentó de esperanza a los más desfavorecidos con peleas como el ‘Rumble in the jungle’ en el corazón de Zaire que hoy cumple medio siglo. Falleció en 2016 a causa del Parkinson.
📝 Artículo publicado en La Región
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