Los celtas utilizaron la pértiga para franquear fortalezas. Los holandeses, más adelante, para sortear canales. Los británicos, a mediados del XIX, como implemento deportivo. Robert Musgrove fue, en 1854, el primer profesional con un salto de 3,05 metros y con una técnica, la del péndulo, que permitía trepar por la vara en el momento del salto.
No fue el primer récord mundial. La IAAF escogió los 4,02 de Wright en 1912, ya con unas reglas estipuladas. Desde entonces, la plusmarca ha sido una corona efímera que han portado 36 atletas. En los primeros 72 años se la rifaron 32; en los últimos 40 solo han sido cuatro. Poco a poco nos aproximamos, peligrosamente, al quicio de lo posible.
A esta colonización de fronteras humanas contribuyeron dos nombres propios. En los 60, el norteamericano, John Pennel, elevó la marca de los 4,94 a los 5,44. Es un subidón de medio metro con nueve récords del mundo.
El ucraniano, Serguéi Bubka, hizo lo propio, en los 80 y 90, de los 5,83 a los 6,14. El ascenso de la marca fue inferior que el de Pennel -31 centímetros- pero batió la temeridad de 17 plusmarcas mundiales.
Después de ellos, una heptatleta sueca y un pertiguista estadounidense concibieron al mayor milagro del atletismo que han visto los siglos, Armand Duplantis, que nació con una sola misión: pulverizar todos los registros y redibujar el firmamento del atletismo justo cuando los confines de la física se ceñían sobre el ser humano. Y es que parece que todo lo que se podía hacer, ya se ha hecho.

Con su salto de ayer, Mondo pone el cielo en 6,25 metros. Todos sus récords mundiales, nueve, han sido centímetro a centímetro, lo que simboliza el sudor y las cábalas detrás de ellos. En un artículo reciente en el que operan con el peso, velocidad, energía y medidas del sueco, conjeturan la altura máxima que podría conseguir en 6,39 y categorizan de improbable que un humano pueda superar los 7 metros.
Soy demasiado viejo para pensar en ello, pero si Mondo exprimiese sus límites le quedarían todavía, centímetro a centímetro, 14 récords más hasta el techo del mundo.
Elijo creer.
Artículo publicado en La Región
🟣 Para mayor contenido, sígueme en instagram