La ola de Medina llegó

Hawai y Tahití distan unos 4.200 kilómetros pero entre ellas no hay más que la inmensidad del Pacífico. Fueron los polinesios quienes patentaron el uso de una tabla de madera sobre las olas. Al ejercicio le llamaron, en hawaiano, “he’e nalu”. A la tabla, en tahitiano, “pahi”. Hoy, cinco siglos después, Francia muestra su músculo de ultramar y lleva la sede del surf olímpico a Tahití.

Fue en 2016 cuando el COI aprobó la adhesión del surf al programa olímpico. No podía ser en otro lugar que en Río, pues los cuatro de los cinco últimos campeones mundiales son brasileños.

Entre ellos destaca Gabriel Medina, tricampeón mundial. En su semifinal de Tokio se enfrentaba al ídolo local Igarashi, que parecía depender de un milagro que acabó siendo un atraco. Una puntuación injusta para el nipón provocó la eliminación de Medina: «es difícil pasarse el año entrenando y esforzándome para llegar aquí y que pase esto». Igarashi lo celebra de manera tosca en el idioma de su rival: “chora chora q tou feliz!”.

Las secuelas fueron nefastas. Medina sí que lloraba. Lo hacía antes de las competiciones. En 2022, rompe con su entrenador y padrastro, Charlao, quien lo enseñó a nadar, se separa de su mujer y anuncia que lo deja: “tengo problemas emocionales con los que debo lidiar”.

Tras la terapia, vuelve a coger la tabla. Piensa en París y regresa con Charlao.

Ayer, donde los polinesios comenzaron a hacer surf, Medina domó Tehaupoo, la ola más peligrosa del planeta, con la seguridad de quien viene de remar las olas más crudas de la vida. En la maniobra más excelsa de la breve historia del surf olímpico, salió de un tubo de cinco metros completamente vertical, victorioso, incólume y con el índice levantado que señala un oro. Medina recibe la nota más alta del certamen olímpico y roza la perfección. Su rival, eliminado, no podía ser otro que Igarashi para convertir esta historia en inmortal.

Duke Kahanomoku, inventor del surf moderno y quíntuple medallista olímpico en natación, decía aquello de: “Tómate tu tiempo y tu ola llegará”. Medina ha vuelto a la casa del surf para recoger su legado.

Artículo publicado en La Región

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